En un mundo cada vez más competitivo es dificil encontrar casos de gente que respete sus valores y principios. Sin embargo, te podés topar con simples ejemplos en las situaciones menos pensadas.
El sábado pasado hubo visita familiar a una querida amiga, Pini para todos. La charla estuvo prácticamente monopolizada por Santi, el pequeño beatlemaniaco de 6 años quién apenas llegamos sacó todo su arsenal de muñecos de dinosaurios y comenzó con su disertación sobre Brachiosaurios, Tiranosaurios y Gigantosaurios.
Una vez finalizada la clase llegó el turno del recreo y el juego elegido fue el siguiente: él se iba a la cocina mientras Pini escondía algunos muñecos en el living y luego Santi debía encontrarlos.
Luego de un par de rondas de juego, Santi ya no quiso ir hasta la cocina y se quedó sentado en un sillón tapandose los ojos.
Pini le dijo: "No vas a espiar, eh", a lo que Santi contestó tranquilamente pero con firmeza y sin descubrir sus ojos "Yo juego limpio". Wow.
Pini casi muere de ternura y me dejo pensando.
Cuando el éxito parece ser lo único que importa y nadie tiene inconvenientes en usar cualquier medio para alcanzar el fin, ésta miniatura de cientifico loco prefiere enfrentar el desafío, aún a riesgo de fracasar y no alcanzar el objetivo.
Eso es un valor importante, aunque muchos puedan reírse y te llamen tonto ("boludo" en el barrio) pero que ojalá pueda mantener con el paso del tiempo.
Lamentablemente la sociedad te hace perder la inocencia y para abrirte paso debas ir incluso en contra de lo que crees, pero no pierdo las esperanzas de que él lo logre.
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